Marruecos ya había conocido casi dos décadas de represión cuando Fatna El Bouih fue detenida en 1977.

Era el periodo que se conoció como los “Años de Plomo”, bajo el gobierno del rey Hassan II. Las personas disidentes fueron detenidas, torturadas y ejecutadas, los periódicos cerrados y los libros prohibidos. Un número desconocido de personas fueron desaparecidas en horribles centros de detención y tortura.

Tras su liberación, cinco años después, El Bouih permaneció callada durante un tiempo, “[but] descubrí muy pronto que no podía permanecer callada e inactiva”, explica.

“Comencé mi activismo en las nuevas estructuras que surgieron y que empezaron a crecer… cuando hubo la perspectiva de una nueva era, la posibilidad de cambio”.

En los años 90, Marruecos empezó a hacer balance de lo ocurrido.

Fatna el Bouih hablando en una conferencia internacional en 2018 – © Le Relais

“Hubo una amnistía a favor de lxs presxs políticxs, se cerraron algunos centros de detención y de tortura, y se crearon nuevas estructuras para los derechos humanos”, recuerda El Bouih. “Surgió todo este movimiento de derechos humanos, que fue el resultado directo de la lucha de los activistas que estaban entre rejas y que nunca dejaron de luchar”.

El Bouih participó activamente en el movimiento de la sociedad civil, uniéndose a la Asociación de Justicia y Verdad para las víctimas de las violaciones perpetradas durante los Años de Plomo, y luego cofundando el Asociación Relevo Prisión-Sociedad en noviembre de 1999. . La igualdad de género también se convirtió en una parte crucial del activismo de El Bouih. Fue una de las fundadoras de uno de los primeros centros de asesoramiento para mujeres víctimas de la violencia doméstica en Marruecos, y también formó la Association d’Aide aux Femmes en Detresse (una asociación para ayudar a las mujeres en apuros).

Según El Bouih, una de las lecciones que definen la experiencia de Marruecos es que “la obtención de algunos derechos no significa que esos derechos deban darse por sentados”.

“Es una lucha interminable para preservar estos logros, porque el ‘enemigo’ – la dictadura – siempre está esperando a la vuelta de la esquina, listo en cualquier momento para sabotear todos tus logros. Por eso es importante no bajar la guardia… para proteger y preservar los derechos por los que se luchó y se consiguió”.

“Me digo a mí misma que puedo perdonar a los que me torturaron, a los que me detuvieron, a los que perpetraron crímenes horribles contra mí. Puedo incluso perdonar al Estado. Pero quiero garantizar que mis hijas no corran la misma suerte que yo”.

Recuerda cómo, en los oscuros días de los Años de Plomo de Marruecos, fue la coordinación con el mundo exterior lo que realmente empezó a presionar a la monarquía gobernante para que reformara sus prácticas represivas.

“Cuando había tantas restricciones, tanta represión, fue a través del mundo exterior que realmente pudimos hacer oír nuestras voces”.

Por eso El Bouih cree que la red INOVAS puede actuar como un espacio seguro para las víctimas y lxs sobrevivientes, así como para quienes luchan por mejorar sus derechos en todo el mundo.

“Es un espacio seguro para las víctimas y lxs sobrevivientes, donde pueden reflexionar juntxs de forma libre y segura y compartir sus experiencias. Esto nos da, como víctimas y sobrevivientes, el impulso y la seguridad para seguir la lucha para apoyarnos mutuamente”.