Miguel Itzep, indígena maya k’iche’ y coordinador de la Asociación Movimiento Nacional de Víctimas del Conflicto Armado Interno de Guatemala(Q’anil Tinamit),fue desaparecido y torturado por el ejército guatemalteco en 1977, durante la guerra civil guatemalteca de 1960 a 1996, un conflicto que cobró la vida de más de 200.000 personas y en el que desaparecieron forzosamente otras 45.000. Un millón de personas fueron desplazadas internamente y más de 50.000 viudas fueron objeto de malos tratos por parte de los militares y de violencia sexual.
Desde que se firmaron los Acuerdos de Paz en 1996, que pusieron fin a casi cuatro décadas de guerra y opresión, Itzep se ha comprometido a buscar la justicia, la rendición de cuentas y la verdad para las víctimas y sobrevivientes del conflicto. Es un papel que se centra en el pasado para construir el futuro.
“Si las violaciones cometidas durante el conflicto se repiten en Guatemala, esto constituirá un verdadero peligro para la paz y la estabilidad en nuestro país. Ya hemos sufrido estas violaciones y no estamos dispuestos a volver a ese mismo escenario,” afirma Itzep.
“[So] si el Estado reconoce su responsabilidad, debe promover y facilitar el acceso a la justicia, ya que estos son los pilares sobre los que se debe construir el futuro; el Estado fue el que provocó el conflicto, así que el Estado es el que debe reconocer su responsabilidad.”
Itzep estuvo involucrado en los mecanismos del proceso de paz guatemalteco desde el principio, trabajando como coordinador de la Comisión Nacional de Reparaciones de 2004 a 2005, y con el Programa Nacional de Resarcimiento (PNR; National Reparations Programme), founded in 2003 to handle reparations from the state for victims and survivors of the conflict. (PNR), fundado en 2003 para gestionar las reparaciones del Estado a las víctimas y lxs sobrevivientes del conflicto. Itzep fue asesor del PNR de 2007 a 2011.
Si bien es una señal positiva que hasta la fecha el 40 por ciento de las víctimas de todo el país hayan recibido algún tipo de reparación, el proceso ha sufrido retrasos y carencias presupuestarias debido a la falta de voluntad política de las entidades estatales y al decreto emitido por el actual gobierno para cerrar las instituciones y organismos de paz encargados de vigilar su cumplimiento.
Las luchas por la justicia y la rendición de cuentas no terminan con la paz. Hace varios años, Itzep exigió al gobierno guatemalteco que renovara el mandato del PNR por 10 años más, para evitar la posibilidad de que las reparaciones a las víctimas se suspendieran en lugar de seguir llegando a los muchos miles de personas que aún esperan reparaciones. Y en 2019, el coordinador de Q’anil Tinamitdenunció en los medios de comunicación las intenciones tanto del Congreso como del gobierno guatemalteco de promulgar una ley dando amnistía a los autores de delitos graves durante los años de la guerra civil. Mientras tanto, la discriminación contra las poblaciones indígenas – quienes constituyen la mayoría de la población de Guatemala – continúa mucho después de que la guerra haya terminado realmente. La mayoría indígena maya de Guatemala constituyó la mayor parte de las víctimas del conflicto, y el Estado y las fuerzas paramilitares, el ejército y los servicios de seguridad llevaron a cabo muchas de las violaciones contra ellxs, y sin embargo siguen estando “excluidxs del sistema”, afirma Itzep.
“Si no se reconstruye la paz, se cambian las políticas y se corrige lo que pasó antes, será casi imposible recuperar la paz”, explica Itzep. “En el caso de Guatemala, el gobierno debería dignificar a las personas indígenas que fueron masacradas y víctimas de genocidio. Dignificar a estas víctimas es aceptar la responsabilidad del propio Estado, facilitando la búsqueda de justicia.”
Tras décadas de lucha y resistencia, Itzep sigue comprometido con la lucha por la justicia y la defensa de los derechos humanos. Considera que la red INOVAS es una “necesidad urgente” para vincular la lucha de Guatemala por la justicia y la rendición de cuentas con otras luchas similares alrededor del mundo, de modo que “nuestro pueblo pueda conectarse con otros pueblos indígenas más allá de las fronteras, y juntos podamos ayudarnos unos a otros”.
“Para recibir compensación y justicia, debemos hablar con una voz unificada, todxs nosotrxs, para cambiar este mundo de injusticia política y social”.