Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanen de autoridad militar, de seguridad o policial, así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operaciones…

Alicia Partnoy

Alicia Partnoy era una estudiante activa en el movimiento de izquierda La Juventud Peronista cuando el ejército argentino difundió ese mensaje el 24 de marzo de 1976 y tomó el poder mediante un golpe de Estado.

Rápidamente después del golpe, las fuerzas armadas y la policía comenzaron a desaparecer a miles de mujeres, hombres y sus hijos pequeños. Acorraladas por supuestas “actividades subversivas” y desaparecidas en horribles campos de detención secretos, se cree que 30.000 personas fueron torturadas, ejecutadas sumariamente y enterradas en lugares desconocidos, o arrojadas al mar desde helicópteros.

“Sabía lo que estaba pasando porque recogía información sobre lo que hacía la dictadura”, recuerda Partnoy. “Nosotrxs, en la resistencia, no hacíamos las cosas abiertamente porque los militares ya estaban desapareciendo a las personas, llevándolas a campos de detención secretos e incluso matándolas. Pero yo estaba recogiendo y difundiendo información, difundiendo folletos… con otrxs jóvenes que estaban en contra de la dictadura”.

Sus actividades atrajeron la enemistad del nuevo régimen. El 12 de enero de 1977, recuerda Partnoy, “los camiones militares llegaron a mi casa hacia el mediodía; mi hija se quedó en la casa”.

Partnoy fue llevada al cuartel general del ejército “y, desde allí, a un lugar de detención secreto” donde le vendaron los ojos, la golpearon y la mantuvieron en condiciones inhumanas. “No me torturaron con electricidad, algo que nos desconcertó en aquel momento, porque pensábamos que a todo el mundo le pasaría, pero mi mayor tortura fue no saber qué le habían hecho a mi hija”, cuenta. “No paraban de decir que iban a matarla”.

Alicia Partnoy con Evangelina Arce, madre de Ciudad Juárez

Después de ser desaparecida forzadamente durante varios meses y de permanecer en una prisión oficial durante otros dos años y medio como presa política sin cargos, a Partnoy se le dio la opción de seguir detenida o de reasentarse en los Estados Unidos. Eligió esta última opción y se reunió con su marido y su hija en el extranjero en diciembre de 1979.

Desde entonces, Partnoy ha dedicado gran parte de su vida y su trabajo a los derechos de lxs desaparecidxs, testificando ante las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y la Comisión de Derechos Humanos de Argentina. Su libro sobre sus años como presa política, La Escuelita,se ha convertido en un elemento central de las listas de lectura de literatura carcelaria en América Latina y el resto del mundo. Profesora de la Universidad Loyola Marymount de Los Ángeles, Partnoy preside el Proyecto VOS – Voces de Sobrevivientes,que fundó con su marido Antonio Leiva.

“Todas estas experiencias formaron mi comprensión de las buenas prácticas en la lucha contra los abusos de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad”. En Argentina, explica Partnoy, “el motor de todo esto fueron lxs familiares de lxs desaparecidxs, lxs familiares de lxs asesinadxs, lxs familiares de lxs presxs políticxs. Estaban en primera línea”.

“Muchas veces, lxs sobrevivientes no son escuchadxs. Las organizaciones de derechos humanos tienen sus reglamentos y burocracias; también tienen un enfoque que, a veces, subestima las capacidades de lxs sobrevivientes”.

Es esa creencia la que llevó a Partnoy a INOVAS, una red que, al ser por y para las víctimas y lxs sobrevivientes de graves violaciones de derechos, refleja la mejor esperanza para lograr la justicia y la rendición de cuentas en todo el mundo.

“Como sobrevivientes, no estamos obligadxs a respetar las burocracias. Tenemos esta urgencia, debido a nuestra propia experiencia”.